Cualquier incisión es susceptible de complicarse tras un cierre primario con material de sutura. Es fundamental que se identifique cualquier complicación de una manera precoz y se proceda a resolver la misma. Un kit de cirugía menor simplemente así como una jeringa y aguja suele ser suficiente para poder resolver la gran mayoría de las complicaciones de las heridas.
Hematomas y seromas
Se dice cuando se produce acumulación de sangre o suero en la profundidad de la herida. Existe un mayor riesgo cuando se ha producido una extensa disección subcutánea y los tejidos quedan cerrados con tensión. Los hematomas identificados en las primeras 24-48 horas tras el cierre, deben ser evacuados en condiciones estériles. Cuando se identifican pasadas las primeras 48 horas se suele realizar simplemente vigilancia. Ante la primera sospecha de hematoma es fundamental aplicar compresión directa sobre la incisión.
Los seromas son acúmulos de suero que se presentan en áreas de disección con territorios linfáticos. Cuando se prevea que existe riesgo de que se produzcan se puede realizar la colocación de manera preventiva de un drenaje aspirativo en el lecho. También es útil la compresión de la zona quirúrgica durante los primeros días.
Cuando exista sospecha de infección de la colección identificada en el lecho quirúrgico, se deberá de realizar la exploración quirúrgica de la herida, siendo esto un procedimiento básico en cirugía menor.
Infección de la herida quirúrgica
Suele producirse por la contaminación bacteriana durante la intervención. Se presenta entre el 5º y 10º día postoperatorio. El dolor es un síntoma muy frecuente que aparece desde el inicio, siendo diferente de las molestias títpicas de cualquier incisión. Además suele aparecer inflamación, eritema o fiebre. La evolución de la infección puede dar lugar a una colección purulenta en lecho de la cirugía.
Los gérmenes más frecuentemente involucrados suelen ser la flora normal de la piel ( S. aureus o Estreptococos), salvo en heridas que afectan al periné o involucran el tracto biliar o gastrointestinal (gramnegativos y anaerobios). La herida debe explorarse para drenar todo el material purulento, lavado abundante con alguna solución antiséptica y realizar posteriormente las curas que aseguren un cierre por segunda intención. Si hay signos generales de infección se deberá de asociar posiblemente tratamiento antibiótico.
Dehiscencia de la herida
Es la separación de los bordes de una incisión tras haber realizado el cierre de la misma por primera intención. En procedimientos de cirugía menor suele ser debido a una mala técnica de sutura. La dehiscencia puede ser de parte de la incisión o completa de toda la herida. Cuando afecta al cierre de una cavidad como la abdominal, puede producirse exposición de vísceras (evisceración), o producirse de manera progresiva en una herida ya cicatrizada que mantiene la piel íntegra a pesar de existir una separación de los planos profundos (hernia incisional o eventración).
Cuando la dehiscencia de la herida sea visualizada en directo antes de finalizar el cierre de la incisión o justo al finalizar la misma, lo mejor es volver a coger el kit de sutura y realizar el cierre de nuevo analizando muy bien la tensión de la sutura, material empleado y técnica.
Mordeduras
Las heridas por mordedura también se saben manejar controlando los procedimientos básicos de cirugía menor. Los perros y gatos suelen ser los causantes más frecuente de heridas por mordedura animal en humanos. Siendo las extremidades superiores la localización más frecuente, con una tasa de infección del 20- 50%.
Los principales agentes causantes de infección tras una mordedura son P. multocida, S. aureus y Estreptococos en perros; y P. multocida, B. henselae y A. felis en gatos. Cuando la mordedura es de un humano el riesgo de infección es incluso y suelen ser polimicrobianas (anaerobios, S. aureus, E. corrodens y Estreptococos). Las manos, cara y cuello son las localizaciones más frecuentes en este caso.
Tras realizar una adecuada exploración de la herida y de los daños posibles, es fundamental realizar un lavado profuso y abundante, desbridando con una gasa esteril el lecho de la herida. Este tipo de heridas por norma, no se suturan, y se siguen de una manera más estrecha que el resto. Se emplearán antibióticos en heridas de más de 12 horas de evolución y heridas en las manos o en la cara. El antibiótico más utilizado en estos casos por el amplio espectro de actuación es la amoxicilina-clavulánico. Se debe de valorar de manera individual en cada paciente la profilaxis contra el tétanos y la rabia.
Picaduras por insectos y arrácnidos
Por su alta prevalencia y frecuencia, no es raro encontrarse las consecuencias de este tipo de picaduras en una consulta de cirugía menor. Los síntomas pueden oscilar desde escasa reacción inflamatoria local hasta improtantes cefaleas, nauseas con vómitos, arritmias cardíacas, hipertermia, necrosis de la piel en toda la zona de la picadura ( en ocasiones con formas atípicas). En pacientes predispuestos por desencadenar reaaciones alérgicas importantes puede aparecer disnea, Coagulación Intravascular Diseminada (CID), sepsis e incluso la muerte.
El diagnóstico de esta patología es fundamentalmente clínico, siendo muy importante la historia clínica. El tratamiento se hará con la desinfección de la lesión, hielo local y analgésicos, antihistamínicos, corticoides y antibióticos, si hay infección. Cuando aparecen complicaciones como colecciones o necrosis cutánea, se procederá como en otros procedimientos de cirugía menor a realizar un desbridamiento de la zona afecta y adecuado lavado y exposición.